El actor y productor decidió poner fin a la controversia que se suscitó durante la premiere de Sonido de libertad en México tras el encontronazo que protagonizó con un reportero, además de confesar si invitaría a su amigo, Toño Berumen a ver la mencionada cinta.
Durante su presencia en el programa Venga la Alegría, Eduardo Verástegui decidió acabar con la polémica tras llamar a un corresponsal “prensa pinocho” cuando este lo cuestionó por un inversionista del filme, acusado de tráfico de menores.
“Yo estoy muy agradecido con todos los medios que cubrieron la red carpet, la alfombra roja, había muchísimos, y uno nada más fue el que llegó, agarró una información que él ya sabía que era falso; sin embargo, estaba ahí para provocarme, uno, no todos, yo le dije prensa pinocho a él, ¿por qué es prensa pinocho?, porque miente, hay prensa corrupta y hay prensa profesional que dice la verdad”, explicó el artista.
Ante el comentario del presentador Ricardo Casares sobre que el cuestionamiento del periodista era válido, Verástegui confesó el motivo que lo llevó a disgustarse de esa manera durante el mencionado evento.
“Es que me han hecho muchas veces la misma pregunta, en México ya me la habían hecho, he hecho muchísimas entrevistas (…) no soy de palo, soy un ser humano que también se molesta, pero sobre todo me molesta cuando alguien trata de desacreditar un movimiento que busca rescatar vidas”, manifestó.
Por último, al ser cuestionado por el periodista Michelle Rubalcava con respecto a si invitaría a ver la película a su amigo, el productor Antonio Berumen, quien fue denunciado por el actor Mauricio Martínez de supuesto abuso sexual cuando tenía 14 años, Eduardo no descartó hacerlo.
“A todos, yo creo que todos tendrían que ver esta película, ¿tú ya la viste?, te quiero invitar también a verla y quiero que la vean todos, y ojo, cero tolerancia, sea quien sea, porque este problema está en todos los sectores, en el sector religioso, en el sector político, en el sector empresarial, en nuestro sector, en el medio artístico, en la familia, violencia sexual doméstica, somos el número 1 del mundo donde el niño es abusado en su propia casa, yo diría 100 años de cárcel, es más, mira Jesucristo dijo ‘es mejor que le pongan una piedra de moler en el cuello y que lo avienten al fondo del mar, antes de tocar a uno de estos niños’, eso es pena de muerte”, remató.